Es uno de los grandes pintores españoles del siglo XVII pero también uno de los más desconocidos debido a la tardía identificación tanto de sus datos biográficos como de sus obras; muchas de ellas atribuidas a otros artistas como Zurbarán e incluso Velázquez.
Juan Bautista Maíno nació en Pastrana en 1581, ordenado dominico en 1613, murió en el Convento de Santo Tomás en Madrid en 1649. Fue hijo de un comerciante de sedas milanés y de una noble portuguesa. Este conocimiento en paños adquirido de niño influyó enormemente en la riqueza y la maestría con que plasmaba las telas en sus pinturas.
Se cree que se formó en Italia donde se pondría al corriente de las novedades técnicas y estilísticas allí desarrolladas durante la primera década del XVI por el naturalismo y el clasicismo. Es indudable la huella que dejaron en él Caravaggio, Annibale Carracci o la escuela boloñesa. Trabajó en diversos soportes y dimensiones, destacando como retratista pero también como paisajista.
Entre sus obras más conocidas destacan “Adoración de los Reyes Magos”, “Adoración de los pastores«, “Paisaje con San Juan Bautista”, “Magdalena penitente”, todos ellos expuestos en la primera exposición monográfica que le dedicó el Prado en el 2009 y que recoge espléndidamente este documental dirigido por José Luis López-Linares.
Hombre prudente, moderado y de buen juicio estuvo cerca de Felipe IV y fue bien valorado por autores de su época como Lope de Vega quien dijo de él:
“Juan Bautista Mayno
a quien el arte debe
aquella acción
que las figuras mueve”

