Mediateca: recomendamos el documental “Un cisne americano en París”

La primera bailarina del Béjart Ballet Lausanne cae enferma y Kathleen  de manera inesperada debe sustituirla en el gran estreno de la obra en la Ópera Garnier de París.

La bailarina americana Kathleen Thielhelm acaba de ser aceptada en una de las compañías más prestigiosa de Europa, el Bejart Ballet Lausanne. Anteriormente había trabajado como solista durante 9 años en el Joffrey Ballet, pero ella sabe que para encajar en esta compañía va a tener que esforzarse mucho y cambiar: “bailar con Bejart requiere alma, cada movimiento tiene un significado” nos dice ella misma,  pues durante toda la película Kathleen lleva el peso de la narración en primera persona.

La mayor parte del metraje responde a los duros ensayos de la obra, una coreografía de Bejart sobre la música “Weber opus 5”. La cámara tal y como ocurría en “El esfuerzo y el ánimo”, se sitúa  muy cerca de los bailarines mostrando al espectador su esfuerzo y sacrificio, el dolor físico en determinados ejercicios, el sudor y la frustración por los errores. Kathleen no acaba de hacerse con la obra, pero inesperadamente el día del estreno la primera bailarina sufre una intoxicación que le impide bailar. Podemos ver a Kathleen a la carrera hacia su camerino para cambiarse mientras el público abarrota la sala de la Ópera  de París.  Al finalizar su actuación Kathleen exclama: “por fin he terminado” y su maestro la felicita entre abrazos  por “haber aguantado la tensión”.

El film termina con Kathleen Thielhelm haciendo contenta unos pasos de claqué y su profesor Gil Román exclamando un divertido: “Estos americanos…”

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