Mediateca: recomendamos la ópera de Wagner “El holandés errante”

Durante este año se celebra el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner, uno de los más grandes compositores líricos. Pocos artistas han gozado en vida de más fama y poder –tras unos comienzos muy difíciles– o han logrado cambiar en mayor medida el curso de la historia de la música.

Desde que descubrió su vocación teatral, nuestro personaje persiguió un objetivo básico: conciliar la continuidad dramática con una sólida construcción musical. Para ello, fue suprimiendo de forma progresiva las arias y las sustituyó por un fluido y expresivo recitativo, cuajado de motivos asociados a los personajes, las situaciones o los símbolos propios de cada una de sus obras. Por tal motivo, no es fácil enfrentarse a ellas, que además suelen ser muy extensas.

Sin embargo, su primer gran título –El Holandés Errante– es más accesible, pues dura lo que otras muchas óperas y tiene una factura bastante tradicional. Basado en una leyenda popular, narra la historia de Senta, una muchacha noruega que se enamora del espectro de un capitán de barco, condenado a vagar por los mares. Cada siete años éste desciende a puerto y busca sin éxito una mujer capaz de inmolarse por él. Su angustioso viaje acabará cuando Senta acepte zarpar en su nave, aun sabiendo que morirá junto a él cuando esta se hunda.

Para ilustrar esta historia de redención por el amor, Wagner compuso una música romántica e apasionada. El preludio es una pieza admirable en la que se exponen los motivos clave del drama y la entrada del holandés un extenso monólogo de extraordinaria fuerza expresiva. El segundo acto comienza con la poderosa balada de Senta, que anticipa la intensidad del gran dúo amoroso posterior. El auténtico combate coral con el que se abre el tercero y su turbulenta escena final cierran esta hermosa partitura.

En la fonoteca de la UN contamos con una célebre versión de ella, que dirigió con su habitual claridad y monumentalidad Otto Klemperer, uno de los más grandes directores de orquesta del siglo XX. Otros dos alemanes –el barítono bajo Theo Adam y la soprano Ania Silja– dan vida a los protagonistas, secundados –entre otros– por el imponente bajo finlandés Martti Talvela, que encarna a Daland, el ambicioso padre de Senta.

Hollander

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