Con tan sólo 23 años, en el otoño de 1968, Van Morrison grabó este disco, que desde entonces siempre se ha mantenido en las listas de los álbumes mejor considerados de la historia. Los temas que componen Astral weeks son una mezcla de folk, blues, rock y jazz por lo que resulta difícil de clasificar dentro de un género musical. Las ocho canciones conforman una obra completa que se debe escuchar de un tirón de principio a fin, en varias ocasiones incluso, para llegar a disfrutarla plenamente.
Morrison quería romper con el pop de anteriores trabajos y solicitó a su representante un entorno de jazz para el nuevo. El manager le proporcionó a los mejores instrumentistas de la escena del jazz de Nueva York en ese momento: el álbum se graba en dos intensas sesiones con Van Morrison cantando y tocando la guitarra acústica, acompañado de Jay Berliner a la guitarra, Richard Davis al contrabajo, Connie Kay a la batería, John Payne a la flauta y al saxo y Warren Smith a la percusión y el vibráfono. Posteriormente se añadieron los arreglos de cuerda y el toque final lo puso el productor Lewis Merinstein, un veterano profesional de los ambientes jazzísticos que había trabajado, entre otros, con Thelonius Monk. Los músicos no se conocían entre ellos, Van se limitó a enseñarles un poco los acordes antes de la grabación y les pidió que improvisaran. El acoplamiento vocal e instrumental fue perfecto, consiguiendo un sonido único y diferente a todo lo que se había hecho hasta entonces.

