Empieza la película con una rueda de prensa en la que pueden verse juntos sobre  un estrado,  a los presidentes de Estados Unidos, George Bush; del Reino Unido, Tony Blair; y de España, José María Aznar. Ante las cámaras,  afirman de modo rotundo la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, que ponen en riesgo  a toda la humanidad. El film continúa con planos de las multitudinarias manifestaciones organizadas por todo el mundo  en protesta por la inminente Guerra en Irak, y  que finalizan con el bombardeo y la posterior ocupación de Bagdad por las tropas occidentales.

A partir de aquí, el documental pretende ser testigo del sufrimiento que ocasionó la  guerra en el pueblo iraquí, fijando su atención fundamentalmente sobre los niños. Los pequeños nos cuentan sus historias,  todas ellas  reales y sobrecogedoras. De sus relatos deducimos que sufrieron heridas, amputaciones y que muchos murieron. También nos cuentan que algunos niños perdieron su casa en los bombardeos viéndose obligados a sobrevivir en la calle, y que otros más desafortunados  perdieron a sus padres.

Invierno en Bagdad es un buen documental que emociona y remueve la conciencia del espectador, dirigiéndole  hacia una posición crítica respecto a los sucesos narrados en el film.