Galardonado con el Oscar al mejor documental en 1951, Kon-Tiki  narra una historia épica: la apasionante aventura del joven antropólogo noruego Thor Heyerdahl y sus cinco tripulantes. En 1947 viajaron desde Perú a la Polinesia  a bordo de una balsa construida únicamente con madera y cuerdas. Recorrieron casi 8.000 kilómetros de Océano Pacifico  en 101 días, arrastrados por las corrientes marinas y los vientos alisios del mismo modo que navegaban los indígenas precolombinos. El propósito de la expedición era demostrar que los primeros pobladores de la Polinesia pudieron llegar vía marítima procedentes de América del Sur.

Las imágenes proyectadas en la película son reales y fueron grabadas en el transcurso del viaje por los integrantes de la expedición. La falta de experiencia en la grabación  de estas imágenes se compensa ampliamente con la sinceridad, realismo y la cercanía que nos  transmiten. La travesía a bordo de la balsa Kon-Tiki  fue ardua y peligrosa. Enormes tiburones y  ballenas amenazaban la integridad de la embarcación y ponían a prueba junto a la fuerza de las tormentas, la veracidad de la teoría del antropólogo. El peligro para los navegantes era constante noche y día: la balsa navegaba incesante arrastrada por la corriente y la casual caída por la borda de uno de los jóvenes hubiese significado su fatal pérdida en el océano.

Thor Heyerdahl no consiguió demostrar su teoría, refutada posteriormente a través de pruebas genéticas,  pero su aventura, exhibida en este documental, permanecerá para siempre en la historia de la Antropología.