Considerada como la mejor cantante de jazz de todos los tiempos, Ella se ganó con creces el título de The first lady of song que le concedió por unanimidad la crítica de su época. Igual que otras damas del jazz como Billie Holiday, sus principios fueron muy difíciles, tanto, que un año antes de alcanzar la fama vivía en la pobreza. En 1934, con dieciséis años y animada por su familia se presentó como bailarina en el célebre concurso el Theatre Apollo de Harlem. Cuando le llegó el turno de salir a escena se quedó paralizada por el miedo y decidió cantar una canción. El público quedó entusiasmado con su maravillosa voz y por supuesto le otorgó el primer premio. Pero la suerte quiso que aquella noche entre el público asistente se encontrara el saxofonista de jazz Benny Carter que quedó impresionado por la niña y se convirtió en su primer mentor en el mundo de la música.
A partir de entonces comenzó su andadura musical grabando con la orquesta de Chick Webb. En 1940 entra en contacto con Norman Granz que le organizaría las famosas giras Jazz at the Philarmonic con las que alcanzaría fama mundial. Más tarde vendrían las colaboraciones con famosos músicos de jazz como Louis Armstrong, Duke Elling ton o Count Basie que darían lugar a discos memorables. Pero sin lugar a dudas el legado musical de Ella está contenido en los ocho discos titulados genéricamente Song books, de los cuales el que presentamos hoy es el que realizó con Duke Ellington.
Ella poseía una voz portentosa: hermosa, melodiosa y provista de una perfecta dicción. Por su gran capacidad de improvisación fue brillante en la interpretación de scat. Pero era muy capaz interpretar otros géneros como el blues, swing, pop y hasta canciones infantiles. Falleció en 1996 dejando al mundo del jazz conmovido por la pérdida, aunque su vitalidad, su música y su voz permanecerán siempre entre nosotros.

