Documental que denuncia las graves consecuencias que ocasionan sobre la salud humana los productos químicos aplicados en la agricultura convencional. En la sede central de la UNESCO en Paris, diversos científicos exponen la relación existente entre algunas enfermedades y la contaminación agroalimentaria provocada por pesticidas, plaguicidas o fertilizantes sintéticos. El cáncer, la diabetes o la esterilidad, trastornos sufridos por un elevado porcentaje de la población actual del planeta, estarían asociados al consumo o al contacto con estos compuestos.
La película relata cómo en la pequeña localidad francesa de Barjac, al sur de Francia, el alcalde decide afrontar este problema introduciendo la comida ecológica en los comedores escolares. Esta decisión supone un gran cambio para la pequeña comunidad: padres, alumnos, cocineros, agricultores y comerciantes de la zona deben acomodarse a la nueva situación. Para ello se organizan numerosas reuniones entre los sectores afectados que exponen los pros y los contras de la excepcional medida tomada por el alcalde y que permiten al espectador hacerse una idea clara del asunto y de sus consecuencias.
El tono de la película es de crítica despiadada, pues lo acompaña de estremecedores relatos sobre personas enfermas debido a este tipo de contaminación. El documental remueve la conciencia y la conducta del espectador respecto al consumo de alimentos, especialmente los destinados a la infancia. El mensaje final insta a los adultos a tomar una postura activa frente al problema de la contaminación agroalimentaria, guiándoles hacia el cambio de hábitos alimentarios y hacia el consumo de un tipo de comida biológica, producida por un sector agrícola desarrollado también en un entorno ecológico.

