El director Michael Glawogger nos retrata sin sutilezas las duras condiciones laborales de cinco trabajos en concreto. Como apunta el subtítulo de la película: cinco trabajos del siglo XXI. El film se subdivide en cinco capítulos con diferentes epígrafes. El primero titulado Héroes narra la vida de un grupo de mineros del carbón en las heladas tierras de Ucrania; en el segundo, titulado Fantasmas la cámara acompaña a los mineros del azufre en Indonesia, mientras recogen el mineral en las laderas de un volcán en activo; el tercero, denominado Leones graba el truculento trabajo de los desolladores de animales en un matadero de Nigeria; el cuarto capítulo titulado Hermanos trata de los hombres que desguazan la chatarra en Pakistán y el último capítulo está dedicado a los operarios de unos Altos Hornos en China.
Las imágenes son impresionantes, descarnadas en ocasiones, pero fiel reflejo de la cruda realidad a la que se deben. Las cinco situaciones comparten entre si que están realizadas por personas pobres, de escasa cultura y que necesitan ese empleo para sobrevivir. Son personas que no pueden elegir cambiar de modo de ganarse la vida y en consecuencia soportarán durante años circunstancias de dolor, cansancio y de peligro. Una película para remover conciencias.

