En Mediateca: Mozart, Divertimentos

Este género musical, ligado a la música de cámara, nació, al igual que la serenata, por lo general de carácter orquestal, para acompañar las reuniones sociales de la aristocracia ilustrada. De ahí que tuviera un carácter ligero y no existan muchas obras maestras que lleven este título.

Con su proverbial genio, el joven Mozart logró no obstante superar las limitaciones que le imponían las circunstancias, y crear diversas de obras de este tipo, no sólo de muy hermosa factura, sino llenas de encanto e inventiva, e incluso con instantes de notable profundidad.

Fueron escritas en su gran mayoría para los actos oficiales del Príncipe-Arzobispo de Salzburgo, Hieronymus Colloredo, al servicio del que estaba el artista, antes de abandonar su incómoda tutela, en busca de una mayor libertad creativa. Una decisión muy arriesgada que tuvo mucho que ver con las penurias de todo tipo que le rodeaban cuando murió en plena madurez.

Las partituras en cuestión llevan los números K113, K 131, K 205, K 247, K 287 y K 334 en el catálogo que preparó Ludwig von Köchel. La calidad va in crescendo, hasta culminar en la última.

Habría que citar igualmente una pieza muy posteriorUna broma musical K 522–, a la que el propio compositor le añadió este mordaz subtítulo: “Sexteto para músicos de aldea”. A pesar de estar llena de efectos humorísticos, es de gran calidad.

En la fonoteca de la UN contamos con la excelente interpretación del conjunto de cámara británico Academy of St Martin in the Fields. Menos interesante es la versión de la Camerata Bern, bajo la dirección del suizo Thomas Füri, aunque tiene un buen nivel.

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