El programa En Portada viaja hasta la antigua ciudad de Mostar, protagonista indiscutible de portadas de periódicos y programas de televisión durante los años en que transcurrió la cercana guerra de Bosnia–Herzegovina. En la actualidad, olvidada por los medios, apenas somos capaces de recordar su localización geográfica.
Pero en opinión de sus habitantes, esa tranquilidad que reina en la ciudad es solo aparente. Existe una tensión y una guerra invisible entre las dos comunidades que habitan la ciudad: la católica, croata y moderna, y la bosniaco musulmana que ocupa el casco antiguo, una zona de la ciudad que no progresa, donde los edificios destruidos por la pasada guerra no se reconstruyen. En Mostar hay dos idiomas, dos escuelas, dos universidades y dos oficinas de correos. En común tienen la policía y el ejército. Pero nadie duda de que en una posible guerra, cada miembro del ejército defendería a su comunidad de origen
El famoso puente viejo sobre el Neretva, (Stari Most), símbolo de Mostar, divide las dos comunidades: al oeste la croata y al este la musulmana. El puente se destruyó en la guerra y fue reconstruido en el año 2004 con el apoyo de la Unesco. Muchos vieron en ello un augurio de unión entre estas dos comunidades irreconciliables. Pero la realidad es que la antigua convivencia existente entre las tres comunidades desapareció tras la guerra y en la actualidad muy pocos habitantes de Mostar deciden vivir en la zona que no les corresponde. La esperanza reside en los jóvenes, en la nueva generación que no recuerda los horrores de la guerra. Pero nada se conseguirá sin la tolerancia y el sentido común de los adultos que si se acuerdan de ella.

