El oratorio es un tipo de composición de carácter dramático, aunque no escénico, surgido en Roma, más o menos al mismo tiempo que la ópera, de la que en origen sólo se diferenciaba por el carácter religioso de sus libretos. De hecho, se le llama así porque nació bajo el impuso de San Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio.
Sin embargo, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en pleno proceso de secularización de la sociedad occidental, diversos músicos, inspirándose en los de Händel y Bach, acabaron por componer oratorios de tema profano.
Los de Haydn ocupan una singular posición, pues sin dejar de contener evidentes elementos religiosos, reflejan el deísmo propio de buena parte de los ilustrados, entre otras razones porque se basan en textos del Barón Gottfried van Swieten, un destacado miembro de la nobleza vinculado al iluminismo.
Ni en La Creación ni en Las Estaciones, dos originalísimas obras maestras, hay en sentido estricto una acción. Por el contrario, diversos personajes nos presentan las maravillas del mundo que Dios ha creado para los hombres, realzadas por una partitura llena de efectos descriptivos.
La factura es típica de su autor: hay hermosas melodías, una sólida construcción, una instrumentación equilibrada y un evidente sentido del humor. La novedad radica en la extraordinaria calidad e importancia de los coros, según la norma de la tradición del barroco tardío.
En la fonoteca de la UN contamos con varios registros de estas partituras, llenas de encanto y también de grandeza, y aptas para todos los públicos. El británico John Eliott Gardiner, un gran conocedor de las técnicas de interpretación de época, nos ofrece una sobresaliente lectura de La Creación, con un competente elenco vocal plagado de compatriotas.
En el caso de Las Estaciones, ocupó el podio el húngaro Georg Solti, quien tras recibir el título de Sir, se nacionalizó británico. Sus mimbres son buenos, pero su versión no figura entre la mejores. Al igual que la antigua versión de Wolfgang Gönnenwein, un director alemán no especialmente reconocido.