Peter Bogdanovich, además de actor y director de grandes películas, es un cinéfilo por los cuatro costados, al que se deben grandes obras dedicadas a geniales cineastas, en formato de libro, entrevistas y documentales, son imprescindibles las dedicadas a John Ford, Orson Welles y Fritz Lang. Ahora suma este maravilloso documental dedicado a uno de los grandes comediantes del Séptimo Arte, el gran Buster Keaton.
A poco que Bogdanovich hubiera escogido con tino fragmentos de las obras maestras de Keaton, como Una semana, El maquinista de La General o El colegial, habría salido más que airoso de la empresa acometida, porque ver gags tronchantes del famoso «Cara de palo» –apodo injusto, se nos dice, y ciertamente qué ojos tan expresivos, independientemente de su buscada no-sonrisa–, con acrobacias increíbles que hacía sin dobles, deja a cualquier espectador sencillamente patidifuso, su genialidad ha resistido asombrosamente bien el paso del tiempo…
Bogdanovich logra un documental modélico, una verdadera delicia, que recoge además declaraciones de cineastas comediantes como Carl Reiner o Mel Brooks, e incluso de directores más cercanos al tiempo e inesperados que reconocen su influencia, como Jon Watts, el director de Spider-Man: Homecoming. Hasta Werner Herzog y Quentin Tarantino se rinden ante él y ofrecen su punto de vista. Actores como Dick Van Dyke también explican cómo aprendieron a caerse gracias a Keaton, y éste muestra con orgullo el taco de billar que le regaló. (Decine21)