El director Werner Boote comienza Die grüne Lüge con una afirmación contundente: «… me dicen que puedo salvar el mundo, todo lo que tengo que hacer es comprar productos sostenibles… pero eso es mentira».
El director, junto con la ecoperiodista y activista Kathrin Hartmann realiza una investigación de campo sobre la sostenibilidad en la Tierra. La cámara sigue a Werner y a Kathrin en una gira mundial siguiendo los sellos verdes y las falsas promesas ecológicas de algunas multinacionales, como las industrias del aceite de palma, el petróleo, carbón o coches eléctricos.
Se entrevista a una gran variedad de personas: activistas medioambientales, representantes de grupos indígenas y gestores de empresas. Hay incluso un encuentro con Noam Chomsky y es, alrededor de este encuentro, cuando surge la premisa fundamental mantenida por el guion: se requiere una reestructuración radical en los negocios y en la sociedad que coloque en el centro de todo a las personas en lugar de a las ganancias.